Y empieza la lluvia, las frías gotas del invierno que se
adelantan a pleno otoño. Una brisa no muy gélida se adentra en la piel
obligándote a llevar más de una capa en el cuerpo. La mayoría de los amores de
verano, exceptuando, serán eso, nada más que amores de verano. Llega septiembre,
octubre...y por fin noviembre uno de mis meses favoritos. El único que me hace
escuchar y repetir “November rain” y recordar, sobre todo recordar. La frase de
“Parece que va a llover” se vuelve en un completo diluvio universal, servirá.
La manta, la buena manta de abuela hará la bienvenida a nuestras camas, a los sofás;
mientras una buena peli más comida y bebida, es el plan perfecto. Las
estrellas, las importantes en cada noche de verano, se esconderán la mayoría de
los días, y las nubes…las nubes ya no serán nubes en las que tengamos que
imaginarnos figuras de cualquier tipo.
Llega las estaciones, en las que recordar, será el mayor
dominante en la memoria. Yo antes solía estar preparada para todo. Este año, la
moral será más quebrantada a medida que el frío me obligue a pensar en todas
las cosas que estes meses me dieron de felicidad.